YA SON LAS DOCE
Desperté con la simbología del sueño en las pestañas, abierto al tiempo, imaginando que vivir me ayudaría a apasionarme mucho más a través de brindar por la convivencia que debía fortalecer con los humanos más afines pensando que tendría en mi oficio largura suficiente como para olisquear lo presente y acaso lo futuro cierto; jugué con esa calentura que deja una romería pequeña en los ojos y con los colores de las tardes y con la salvedad de saber comprender que la verdad se hace de dientes sencillos que susurran un pensamiento y se montan a caballo y vuelan por la parte más alta del culto a la vida. Por todo eso suspiré un rato para articular muchos sentimientos pero en casi nada he observado lo previsible, que ya son las doce y que el fundamento principal se me ha ido de las manos hasta parecerme minutos aleatorios las horas trasnochadas.
Ramón Llanes 13.05.2024
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