RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 15 de mayo de 2024

CARRETAS

 CARRETAS

 

 

Por designio, decreto natural que marca la costumbre, por la inercia que determina el ciclo vital o sea por el deseo expreso de un conglomerado de circunstancias interventoras, es lo cierto que han salido un año más las carretas a perderse o encontrarse por esos caminos abiertos que alguien pensará no llegan a parte alguna y muchos otros sabrán que les conducen a una meta dichosa. Contemplar el colorido y la majestuosidad de esta manifestación resulta tan fácil para quienes están en contexto como difícil para quienes jamás se encontraron con semejante estampa.

Hecho el cuadro, una comitiva humana que delante porta estandarte donde se referencia el origen, hombres y mujeres a caballo en galantería con la belleza, sombrero en los brazos, chaquetilla blanca, respeto al molde, al ritual de salir y componer un desfile de colores en mezcla con la tonaílla que se surte de guitarra y panderetas para que también se entere el aire. No faltan en la fila los charrés, las manolas, los carros y la expectación. Todo regado con tiempo, caldo de la tierra, voluntad entregada y un ajetreo de serenidad que ocupa el perfil celeste de una mirada con horizonte cierto. Sobre todo, el peregrino, simiente o sementera, con misión de andar los asfaltos, tragar arenas y sobrevivir a las inclemencias del envite, hasta que después, tocar con los ojos aquella vida sea premio de postín para una felicidad rumiada, para otro año.

Se van las carretas y nos vamos con ellas, con el sentimiento a flor de alma libre y con las sombras en el olvido. Se va también mi Carmela a vivirlo.

 

 

 

 

                                                                       Ramón Llanes 

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