Aquel sábado del tren
Tengo que escribir de tí, de aquel sábado del tren dirección emocional a todos los sitios con un punto de referencia en Molero; tengo que escribirte que no me fui con vosotros, mi camino tenía otro trecho, mi ansiedad era la misma, pero no trencé las vías para llegar contigo al Morante, al Paseo Nuevo, a la calleja, a la miel y al agua que esperaban casi en la tahona sin vestir.
Para vender aquel sábado de lluvias es esencial ponerle un precio alto, porque el rincón de los pimientos “encurtíos” olía a nosotros al momento de llegar y no me extrañó, nunca me extraña, que al cabo de minutos conocieras el enjambre de miradas y ternuras que se mecían en las telarañas de hilo que simulaban miedo y eran esperanza.
Escribo de tí, solo esto, Luis amigo, porque me apetece en otoño regar la poética de la inspiración y hacerle estos grandes huecos a nuestra buena amistad. Hasta la próxima gira.
Ramón Llanes
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