HOY VENGO A QUEJARME
Hoy me quejo del odio, del racismo, de la hipocresía, de la insolidaridad, del fanatismo, de las guerras, del incordio, de la discordia, del desamor, del precio del agua, del poco sentido del humor de los políticos, de lo poco cariñosa que es mi prima, de los rasgos comunes que poseen los asesinos, de la poca voluntad de algunos, de lo poco que nos tienen en cuenta a los escritores, de la falta de cultura de otros, de la falta de tiempo de muchos, de la inmadurez de algunos mayores, del miedo de muchos niños, de la falta de espacios para recitar poemas, de los esquemas tan intolerantes, de las leyes hechas en contra de nosotros, de quienes hacen leyes imposibles, de quienes maltratan, de quienes matan, de quienes amordazan, de quienes ganan siempre.
Hoy me quejo de esa parte del mundo que no está organizada para que sea más habitable por los habitantes, me quejo de la muerte indolente, de los avaros, de los codiciosos, de los soberbios, de las calamidades, del hambre, de la metralla, del mentiroso, del dictador. Hoy no me tocaba quejarme pero los foros se presentan, a veces, propicios para las quejas y jamás se debe desaprovechar un foro. Me han dado la palabra y la he convertido en queja, como si la palabra y la queja fueran patrimonio mío, único y personalizado; como si yo estuviera en posesión de la verdad de la queja, como si esto fuera el departamento de quejas del mundo o una delegación y estuvieran aquí presentes los encargados de solucionar todas las quejas. Qué iluso, pues me da igual, hoy me quejo también de la queja.
Pero sobre todo me quejo, por quejarme, por dormir esta noche con la conciencia más tranquila por haberlo soltado, por quedar bien ante vosotros y me concedáis una buena nota y cuando me encontréis por la calle comentéis aquello de: “qué interesante es este tipo, qué comprometido con la sociedad, qué valiente”- pues también de eso me quejo. Y de que sea indiferente quejarse.
Ramón Llanes
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