RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 25 de septiembre de 2024

PALABRAS

 PALABRAS

 

            Para no perderse en la ilógica y ambular a compás de tiempo, la Real Academia de la Lengua Española ha tenido a bien añadir a nuestro ya lustroso diccionario cinco mil palabras más que vienen a asegurarnos una mejoría en el hablar y en el entendimiento. No son inventadas estas nuevas palabras, son producto del uso común de toda la comunidad que viene utilizándolas hasta convertirlas en cotidianas y necesarias.

            Esta incorporación supone un avance para el lenguaje porque se adoptan vocablos de otros países, se recogen iniciativas, se añaden algunos que se suelen utilizar y además se insertan nuevas tendencias y formas lingüísticas de gran valor en otras culturas de habla hispana. Es importante que la lengua se vaya construyendo a través de las expresiones de uso y no al contario.

            De las nuevas palabras que comienzan a tener vigencia institucional para poder emplearlas en el habla sin miedo al error, se encuentran algunas que nos llaman cierta atención. La palabra amigovio, es una de ellas, proviene de Méjico y otros países hispanoamericanos y se inscribe en nuestro diccionario como una relación afectiva entre dos personas de menor categoría que el noviazgo. La palabra cagaprisas viene a definir al impaciente. Y nos destaca, sobre todas, una palabra importante de mucho uso desde hace mucho tiempo que nunca pareció disfrutar del consenso necesario para su introducción en el diccionario, nos referimos a serendipia. Es un vocablo precioso que significa hallazgo casual de algo valioso. Hasta ahora no teníamos vocablo que nos pudiera conducir a expresar este concepto. Serendipia tiene una raíz muy interesante que proponemos para un estudio posterior o para una consulta de los lectores. Consideramos será de suma importancia en la utilidad general. Añade el comentario que, por ejemplo, el hallazgo de la penicilina puede considerarse como serendipia.

            Dejamos este panorama en las manos de nuestra lengua para que sea un instrumento más, preciado y apreciado, para la mejor armonización del sistema que poseemos para comunicarnos. Un excelente patrimonio.

 

            Ramón Llanes. 

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