PALABRAS
Para no perderse en la ilógica y
ambular a compás de tiempo, la Real Academia de la Lengua Española ha tenido a
bien añadir a nuestro ya lustroso diccionario cinco mil palabras más que vienen
a asegurarnos una mejoría en el hablar y en el entendimiento. No son inventadas
estas nuevas palabras, son producto del uso común de toda la comunidad que
viene utilizándolas hasta convertirlas en cotidianas y necesarias.
Esta incorporación supone un avance
para el lenguaje porque se adoptan vocablos de otros países, se recogen
iniciativas, se añaden algunos que se suelen utilizar y además se insertan
nuevas tendencias y formas lingüísticas de gran valor en otras culturas de
habla hispana. Es importante que la lengua se vaya construyendo a través de las
expresiones de uso y no al contario.
De las nuevas palabras que comienzan
a tener vigencia institucional para poder emplearlas en el habla sin miedo al
error, se encuentran algunas que nos llaman cierta atención. La palabra amigovio, es una de ellas, proviene de
Méjico y otros países hispanoamericanos y se inscribe en nuestro diccionario
como una relación afectiva entre dos personas de menor categoría que el
noviazgo. La palabra cagaprisas viene
a definir al impaciente. Y nos destaca, sobre todas, una palabra importante de
mucho uso desde hace mucho tiempo que nunca pareció disfrutar del consenso
necesario para su introducción en el diccionario, nos referimos a serendipia. Es un vocablo precioso que
significa hallazgo casual de algo
valioso. Hasta ahora no teníamos vocablo que nos pudiera conducir a
expresar este concepto. Serendipia tiene una raíz muy interesante que
proponemos para un estudio posterior o para una consulta de los lectores.
Consideramos será de suma importancia en la utilidad general. Añade el
comentario que, por ejemplo, el hallazgo de la penicilina puede considerarse
como serendipia.
Dejamos este panorama en las manos
de nuestra lengua para que sea un instrumento más, preciado y apreciado, para
la mejor armonización del sistema que poseemos para comunicarnos. Un excelente
patrimonio.
Ramón Llanes.
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