EL MERCADO DE LAS IDEAS
Al principio fue un pensamiento, que se hizo idea, que se
hizo proyecto, que se transformó en diseño, que se hizo público, que gustó…y se
llevó a la realidad cumpliendo los plazos señalados y previstos. La primera
idea, casi fugaz, solitaria y endémica, incompleta y poco salpicada de valores,
es en este momento en que sostengo contigo este trámite de entendernos, un
mercado de ideas; sí, un mercado de ideas que se encuentra en la posibilidad de
cada cual, en su capacidad, en su órbita de desarrollo, un mercado de ideas
extendido por todas las mentes y con sustrato bioquímico suficiente como para
alcanzar la razón, la meta, el sueño o la utopía.
Son productos ya consumibles de ese mercado de ideas, donde
se compran y se venden, los puentes que unen sentimientos (que ya son muchos),
los libros que encajan en cualquier vida (que son incontables), la miel de
brezo( que es riquísima), el jabón de miel (que es original); todas las ideas
con un mínimo de franquicia han sido puestas al servicio de los hombres y de
los tiempos. Recordemos que la electricidad fue una idea, que la camisa fue una
idea, que la catedral fue una idea, que todo lo que nos ocupa, primero fue una
idea.
Las ideas se inflan, cunden, no se acaban; son patrimonio del
torpe y del sabio, del inteligente y del pasotas, del macarra y del vanidoso.
En el mercado de ideas, sin embargo, no existe pócima que evite la soberbia ni
medicamentos para inspirar la paz. Es de esperar que este mercado vaya en
aumento de productos y que muy pronto encontremos en la primera tienda de la
mano izquierda, según se entra, soluciones para seguir resolviendo nuestro
mundo a través de nuestras propias ideas, que luego serán proyecto, que después
se transformarán en diseño y más tarde serán sueño cumplido. No olvidaré llevar
al mercado esta misma idea.
CADENA SER
Ramón
Llanes. 12-3-2010
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