EL
DESPERTADOR
Observar
con ternura el despertador puede ser una cursilería o un desvelo
porque su materia induce al rechazo y su canto al dolor. Antes de él
se extiende un manto oscuro que queda plasmado en plácidas dormidas,
con susurros y silencios donde la noche inventa miles de sensaciones
que los sonidos intrépidos de la máquina exacta de relojería
vienen a romper de un golpe seco e infame que a su vez divide el
placer en dos mitades, la una enternecedora, la otra tóxica. El día
comienza sin alterar su ritmo, las campanas obscenas del despertador
mandan en el único sentimiento vivo del ser en ese instante y le
ordena se prepare para la batalla.
Afuera
espera un pronóstico de inseguridades, una gresca con la vanidad o
una nueva ilusión surgida desde los sueños, -mucho antes del empuje
a la vida-, y apenas el esfuerzo tiene rango y a poco que un descuido
se inyecte en el somnífero, la almohada se presta al sosiego y
atiende esa inconfundible gana de volver y los ojos sin deshincharse
simulan una parsimonia de cansancio, hasta que la insistencia del
inquieto despertador -que siempre llama dos veces o tres o
veinticuatro- obliga a tomar conciencia de una impuesta y no aceptada
realidad.
La alcoba
será luego un desierto de normas y las cuerdas darán paso a las
horas sin avisos ni consejos, la inercia del tiempo pondrá el rigor
mientras dejará su mundo de sonidos el aparato molestoso que adorna
la mesilla con su vulgar tono de insolencia.
En el
despertar del sábado los tiempos juegan de otra manera, no existe
premura que corresponda atender, las ventanas cerraron su luz a la
estancia, los proyectos se fueron durmiendo en el calor perezoso de
la noche, las bridas de la puerta están forradas con acanto pero en
tan sabroso dormir, -por las razones que nadie sabe-, el despertador
vuelve a sonar con la misma voluntad, a la misma hora y se inventa el
mismo canto de siempre para organizar el día, sin conocer que el
sábado se cambian las costumbres y advirtiendo que alguien se olvidó
de ponerle mordaza a la campanilla del despertador.
Ramón
Llanes. 11.11.13
Publicado hoy en huelvabuenasnoticias.com
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