DE
CHISTES
Piensan
algunos que la nebulosa política nos desvía claramente del sentido del humor,
que ya no se oyen chistes en las calles, en las reuniones y en los bares.
Parece como si, poco a poco, se fuera perdiendo una seña de identidad de
nuestro carácter. Presumo que no es así pero si he notado que la cuota de
participación que teníamos en la gracia disminuye o al menos se limita a
situaciones muy especiales. Es lamentable, no podemos mostrar síntomas de
apatía frente al humor. Reír es un alimento imprescindible para el estado de
bienestar aunque no conste en los requisitos ni en las estadísticas.
El
círculo de mentideros que genera toda esa cantera de cosas graciosas sigue tan
vivo en nuestra ciudad como la propia luz, como la hospitalidad o la alegría. La aparición
de otros elementos distorsionantes no ha de evitar que la conversación se
encamine al último chiste, anécdota,
gesto o “golpe”; la raíz está comprometida y no han desaparecido las gentes
simpáticas que tienen gracia para hacernos pasar ratos de tanto agrado, que
también reír evita arrugas y penas.
Dijo
Woody Allen que “comedia es igual a tragedia más tiempo”, así se restauran aquí
los motivos para la risa, la guasa y el buen humor. Y escribo de esto después
de encontrarme con mi amigo Fernando que siempre lleva una sonrisa para ofrecer
a modo de chiste. Que no nos falten gentes así.
Huelva.
30-5-07.
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