POR FÍN LUNES
Atravesar sin anestesia
un fin de semana completo sometido al trajín del fútbol, de los
preparativos para la comida en el campo con los amigos, de la cena
del sábado hasta la madrugada, de la insidiosa mañana del domingo
sin un clamor cercano que te inyecte actividad, la tarde insulsa del
domingo sin desparpajos en el ambiente y soportar la siesta larga, la
dormida antes de tiempo por el anochecer, después de haber soportado
niños, absurda televisión, debates pesados y otros detalles que no
vienen al caso, -o sí-, después de todo eso se ansía la llegada
placentera de un lunes de trabajo, cafelito con los compañeros,
tranquilidad en casa, vuelta a la normalidad y silencio en los
pasillos, eso es más parecido a la buena vida que perderla en
preparativos y exceso de ocupaciones. Este pensamiento es unilateral
y único, aún está por nacer quien me otorgue la razón. ¡Qué
cosas!.
Ramón Llanes. 6
noviembre 2017.
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