Diferencias
La mayoría de los resortes sociales y económicos implantados con el
modelo de capitalismo han resultado nefastos y efímeros. Un ilimitado
número de sucesos así lo atestiguan pero sobre todo el mayor horror se detesta en las diferencias de clases que han sido propiciadas y alentadas desde un
sistema más basado en la evolución productiva para enriquecimiento de unos
pocos que en la igualdad en la redistribución de las riquezas para conseguir
el equilibrio económico capaz de proporcionar vida y felicidad, y ha sido
exactamente al revés. Más aún se subraya aquel principio de "capitalismo es:
tú o yo", para definir su fracaso como medio para alcanzar cotas de
superación de bienestar no solo para las clases altas sino principalmente para
las clases bajas. Un sistema que ha creado infinidad de desigualdades tanto
en el plano individual, como zonal, como colectivo, no puede valer; es necesario romper sus normas e inventar otras que sean más prácticas y eficaces,
y con fines contrarios.
No puede consentirse como válido, ahora, un sistema asentado en el
apoyo al progreso de pocos y la pobreza de muchos. Un sistema que permite
la enorme desigualdad existente entre países como Senegal y Suecia -por
ejemplo-, o también las enormes diferencias sociales entre los distintos estatus profesionales o la distancia de bienestar que separa hombres de una u otra
zona del mismo estado, un sistema con estas desordenadas características
requiere su demolición inmediata, so pena de seguir aumentándose estas
diferencias, que en realidad es aquello que tales pocos desean.
No, cuando se ha dado el primer paso para el cambio de estructuras, precipitar investigaciones en otra línea no parecerá una utopía; no es admitido
en nuestro estado de derecho una fórmula que consienta y genere desigualdades, que consiga que pocos vivan empleando un mínimo desgaste de
esfuerzo a costa de las exigencias que se imponen a los otros muchos. Las
perspectivas que están dibujando las leyes actuales se dirigen precisamente
a ese fin con el apoyo institucional de la comunidad a la que pertenecemos
sostenida por principios solemnes de agrandar cada vez más las distancias
sociales entre los hombres y seguir estableciendo diferencias que en poco
tiempo serán inquebrantables. Y si para derribar el sistema no tenemos ni
agallas ni capacidad ni medios, habrá que inventarlos.
RAMÓN LLANES. EL CAJÓN DEL SASTRE.
2 Febrero 2014
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