Para guardar
La memoria conserva ese punto de utilidad imprescindible para que
las cosas sean actuales en cualquier momento aunque hubieren sucedido más allá de una eternidad. Sus facultades son ilimitadas. La voluntad
sin embargo no interviene en la asignación de las neuronas donde
guardar las cosas ni en la idoneidad de hacerlo, es la memoria que con
carácter aleatorio y a capricho reserva aquello que le interesa. La consciencia tiene poco poder en los estamentos de la memoria pero sabe
rescatar los recuerdos, conoce de su valor, le hacen disfrutar, le vivifican el presente.
¡Cuánto se quiso guardar que se fuera al olvido y cuánto se quiso
olvidar que se grabara para siempre!, son cuestiones no resueltas por el
entramado tan complejo de la capacidad de memoria del ser humano
que no entiende de la grandeza de la conservación de los hechos. Solo
porque conforma el futuro con una amplitud más extensa, dicen. Es
ahora cuando la inteligencia dotará con sus recursos de cualidad impulsora a fin de determinar el guardado de lo sutil o lo excelente, y con la
misma finalidad desechar lo nimio o vulgar. Luego ¿se lastimarán los
recuerdos cuando se vean solos los agradables conservados y destruidos
los de menor valor?, ¿se producirá esa confrontación entre ellos o prescindirán de conatos que dañen?. Ellos allá, nosotros, mientras, a obtener vivencias de mérito para el glotón saco de la memoria.
Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
11 Abril 2014
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