URIUM
Vino de
fragua, de oscuridad, de celo; de custodia prominente, espesor de
sabores que del dulce sacan esencia, tal vez insolencia, nace de
complejas células que unen todos los adjetivos que han de servir a
la lujuria de esta erótica mística que es la delicadeza de la
probanza, el disfrute de un paladar nuevo, no tratado.
Urium es
un oro de bodega, poético y moguereño, nostálgico y pasional, un
oro con la templanza del tiempo, un oro para beber. Es de sombra,
color de sombra, reminiscencia de un recuerdo de manos y pies que lo
hicieron, se reflejan en la efemérides de su olor, es de sombra para
la luz, para pertenecer a la cortina de la luz desde la brida de
venencia. Alonso Ruiz le ha concedido la libertad de agradarnos, lo
ha traído de la sombra, le ha puesto capilla bordada en la botella
que le estira a la suerte de ganar una emoción.
El ser
vivo que es el vino –lo dicen los sabios- queda patente en esta
palabra con siglos que Alonso le otorga, el Urium que generaliza la
estirpe de su raza, de su heredada condición de amante de esta
fragua de sombras donde se criara la madre que ahora despierta. Ya
es todo vida, para gozarlo, para descifrarlo y enseñar los versos de
Moguer con el paladar. En las estrías memoriales de este vino
nacido, se descubren mil sensaciones – dicen los sabios –. Es
Urium, el vino.
R.Llanes
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