PERDONANDO A PÉREZ
Pérez es un árbitro que en una noche de
sábado creó desconsuelo colectivo a una afición a causa de sus errores; Pérez
es un fontanero que colocó al revés las tuberías del aseo y dejó salir agua
hasta llenar la casa; Pérez es conductor que se saltó un semáforo y partió un árbol; Pérez es también un
ladronzuelo dedicado a robarle los bolsos a los ancianos; Pérez es un marido
violento que arremete contra ella cuando toma dos copas de más; Pérez es un
político que se olvidó de servir y se sirve del cargo para engordar su
patrimonio; Pérez es un médico que olvidó ponerse aquella mañana su bata de
médico y extendió un diagnóstico
equivocado; Pérez es un futbolista que falló un penalti. Pérez es también un
hombre cualquiera que se equivoca.
Para
todos los hombres Pérez existe un nivel de tolerancia que la propia sociedad va
marcando, con sus pautas de desencanto, de desconsuelo, de inestabilidad. Y
para todos los Pérez sociales que nos movemos en este circo existe también un
nivel de condena y otro nivel de perdón. No solo los Pérez son culpables, no
solo a ellos se les deben magnificar los infortunios, no solo para ellos ha de
existir rechazo, entre otras muchas cosas porque todos somos Pérez alguna vez
en R.llanes
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