DESÓRDENES
Y DAÑOS DE LOS MERCADOS
El
largo recorrido de una subasta de bienes, sus avatares y sus enseñas
jurídicas, acaba en un desorden común tan frecuente como el dolor o
la indigencia. Los tiempos de predominio de los mercados, estos
actuales en plena vigencia, han arrastrado al desastre a miles de
empresas y microeconomías familiares, soportando la inseguridad del
sistema. La cadena ha llegado siempre al último eslabón y allí se
ha roto por la debilidad del flujo que la impulsó y el daño causado
por los estertores malignos que la clase social ha creado.
Los
organismos estatales no han mostrado sensibilidad especial y su rigor
por la exigencia de cuotas obligatorias que se quedaron sin el
correspondiente abono, dada la implantación consensuada de este
“algo” llamado crisis, se hizo cada vez más intensivo, más
agresivo, tan acosador como la tormenta y tan desolador como un
terremoto. Los órganos del estado han seguido su rumbo de
requerimiento, apremio y subasta de bienes, sin mirar los orígenes
de cada causa. El pequeño empresario se fajó en entrega a su
negocio entendiendo que diseñaba un bien jurídico protegible, se
empeñó en tiempo, valor y utopía hasta que le llegaron los impagos
de otros muchos, de su misma especie, que cayeron por la culpa de
otros y aquellos por la de otros y así hasta el final de la cadena.
Y todos han ido al saco de la subasta de su propio domicilio
ejecutada por el organismo tal, por deudas enormes acumuladas de
imposible reparación.
Cuando
a la administración se le recurre en forma y se le advierte que “no
puedo pagar porque no me han pagado”, mira para otro lado, sin
resquemor, sin apenas un atisbo de complicidad ni ayuda; los bienes
son subastados a pesar de figurar en el expediente el listado de
empresas que al deudor le son deudoras. Y son numerosas también las
empresas que se vieron en la quiebra por no haber percibido trabajos
realizados a la propia administración.
Parece
un galimatías sacado de un cuento de hace siglos pero es un error
del sistema de los mercados y de la torpe economía que nos gobierna
el malestar. Son los daños directos y colaterales por haber sido
emprendedor, haber tenido quizá muchos trabajadores a su cargo y
haberse jugado el futuro. La subasta de su vivienda le puso final
infeliz a una valentía.
Ramón
Llanes. 29.9.2013.
publicado en digitalextremadura.com
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