RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 1 de octubre de 2013

DESÓRDENES Y DAÑOS DE LOS MERCADOS


DESÓRDENES Y DAÑOS DE LOS MERCADOS


El largo recorrido de una subasta de bienes, sus avatares y sus enseñas jurídicas, acaba en un desorden común tan frecuente como el dolor o la indigencia. Los tiempos de predominio de los mercados, estos actuales en plena vigencia, han arrastrado al desastre a miles de empresas y microeconomías familiares, soportando la inseguridad del sistema. La cadena ha llegado siempre al último eslabón y allí se ha roto por la debilidad del flujo que la impulsó y el daño causado por los estertores malignos que la clase social ha creado.
Los organismos estatales no han mostrado sensibilidad especial y su rigor por la exigencia de cuotas obligatorias que se quedaron sin el correspondiente abono, dada la implantación consensuada de este “algo” llamado crisis, se hizo cada vez más intensivo, más agresivo, tan acosador como la tormenta y tan desolador como un terremoto. Los órganos del estado han seguido su rumbo de requerimiento, apremio y subasta de bienes, sin mirar los orígenes de cada causa. El pequeño empresario se fajó en entrega a su negocio entendiendo que diseñaba un bien jurídico protegible, se empeñó en tiempo, valor y utopía hasta que le llegaron los impagos de otros muchos, de su misma especie, que cayeron por la culpa de otros y aquellos por la de otros y así hasta el final de la cadena. Y todos han ido al saco de la subasta de su propio domicilio ejecutada por el organismo tal, por deudas enormes acumuladas de imposible reparación.
Cuando a la administración se le recurre en forma y se le advierte que “no puedo pagar porque no me han pagado”, mira para otro lado, sin resquemor, sin apenas un atisbo de complicidad ni ayuda; los bienes son subastados a pesar de figurar en el expediente el listado de empresas que al deudor le son deudoras. Y son numerosas también las empresas que se vieron en la quiebra por no haber percibido trabajos realizados a la propia administración.
Parece un galimatías sacado de un cuento de hace siglos pero es un error del sistema de los mercados y de la torpe economía que nos gobierna el malestar. Son los daños directos y colaterales por haber sido emprendedor, haber tenido quizá muchos trabajadores a su cargo y haberse jugado el futuro. La subasta de su vivienda le puso final infeliz a una valentía.



Ramón Llanes. 29.9.2013.
publicado en digitalextremadura.com

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