UNIVERSIDAD.
Todos los días motivan un gaudeamus
universitario, todos los días. Partir desde el libro al infinito es una
delicia, el saber es una delicia imprescindible, aunque los hombres no se midan
por este rasero, la inteligencia otorga mayores beneficios para captar opciones
de felicidad. Tampoco el conocimiento necesariamente conlleva la felicidad pero
es uno de los enseres que han de utilizarse para su consecución. A veces la
felicidad es el libro, otras la experiencia, otras la práctica del saber y así
hasta miles de formulaciones que pueden desviarnos o encaminarnos a concertar
citas constantes con una meta posible que es la búsqueda de la felicidad.
Esa
búsqueda, -en elementos, en premisas, en caracteres-, tiene evidencia en el
aula, en el concepto de “universitas”, en la relación humana que fabrica y en
la transmisión de conocimientos. Todos los factores que influyen forman
conciencia de bienestar, incluso la parte de rebeldía o la inconformidad. En la
universidad el alumno es la estrella, la única excelencia. Todo gira a su
alrededor y es él quien entona el gaudeamus.
Un
canto serio y alegre a la vez, completado en la vivencia; cada día la vivencia
merece también el gaudeamus; compartir la enseñanza, dispersar el sentido de la
responsabilidad, unificar la actitud primigenia de la Universidad y plasmar y
llevar a la sociedad el saber íntegro, cada cual con su sello personal y su
criterio. Universitas es el todo, la magnitud, el fin, pero el alumno es el
actor, la única causa del gaudeamus.
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