ESTADÍSTICAS, EMPLEO,
DEMAGOGIA.
Si no llueve sube el
desempleo, si llueve mucho también, si hace mucho calor se dispara,
si el frío arrecia se agrandan las cifras de personas sin trabajo,
si es invierno, mal; si es verano siempre, muy mal; si cae la bolsa
cae la vida, si sube la gasolina también sube la escasez de empleo,
si baja la luz es un desastre para los nuevos contratos; si llora
Putin, si Cristiano no marca, si Celia Villalobos se duerme, si Rajoy
se despeina, si Puigdemont sueña, si amanece, si nace un ciclista,
todo tiene una decisiva influencia en la desestabilización de los
sistemas para concluir en bajada de los niveles de empleo, según la
versión del gobierno.
Si acaso sube el empleo
solo existe una causa que lo impulse que es la buena gestión del
ejecutivo; ahora no inciden ni el tiempo ni la inercia ni los
emprendedores ni la valentía de algunos ni la necesidad de otros,
solo el sistema económico diseñado desde la cúpula de los mandos
interviene en tal éxito. Cuando esto sucede -raras veces, aunque
parezcan muchas últimamente- se sube al pedestal de la gloria un
innumerable gentío sonriente para recibir el medallero. Efluvios de
halagos eclipsan las pesadumbres de los mismos que se suben al
epitafio. La estadística es la peor consejera para arreglar el
empleo pero unida a la demagogia hace un gran favor al falso estímulo
y sobre todo acalla sesiones de parlamentos aunque no cure los
dolores de tripas que producen el hambre.
Crear un galimatías de
información para anunciar la subida de dos peldaños en una escalera
de tres millones es tan erróneo como celebrar la victoria en una
partida no existente o presumir de vulnerar las reglas a quien le
corresponde dictarlas. Pediremos que amanezca y llueva, a ver qué
tal.
Ramón Llanes. Huelva 26
enero 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario