BESTIARIO
DE LA AUSENCIA
Desposeído
de indultos, la ausencia no calma.
La
sangre no dignifica,
no
maltrata más la piel que la carencia de palabra,
los
lobos aparecen tras la ventana,
todas
las noches, todas las ventanas,
todos
los días oscuros, los círculos cerrados,
las
paredes manchadas de cieno,
perdido
el rumbo,
la
carga de desespero pesando como una culpa.
Perdidas
las ocasiones que reclaman los ojos,
queda
todo lo que no se parece a la paz,
lo
que se despreciaba, lo inútil es ahora el mejor
plato.
Es el bestiario de la ausencia,
que
duda si desconectar manos cómplices
o
desabrir las puertas de cal y canto
propiedades
del amor. Duda si preguntar
o
silenciar, atender o borrar,
duda,
todo el tiempo hecho efímero,
sin
edemas de eternidad alentando.
Muere
pálido en consuelo que tanto uniera,
desfallecen
elencos de gozos, convertidos
en
bestiarios de caprichos que traen
los
polizones sordos, las agrestes carencias,
las
indeseables miserias.
Mientras,
vence el bestiario
la
luz huída a los sitios sin premios.
R.Llanes
27-2-07.
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