VERSO
ADENTRO
PRESENTACIÓN
EN 1900. 6.4.2017
A
Alfonso y a mi nos presentó la poesía, ambos divagábamos a nuestro
aire por los mundos de las palabras y un día el verso nos llamó y
nos hizo coincidir, y desde entonces. Desde aquel entonces estamos
juntos en las rutas de la lírica y en las solanas del alma, nos
cuidamos mutuamente mejor que quien cuida un árbol recién plantado;
hemos recorrido sendas preciosas y llevamos dentro la paz que nos une
que es la amistad con la poesía en un fondo amplio y goloso.
Mi
amigo Alfonso, mi hermano Alfonso, -que se iniciara en las
publicaciones con la novela- retorna a la profundidad suya a través
de versos nuevos y viejos. Nos trae VERSO ADENTRO, una retahíla de
buenas intenciones, de manifiestos y de emociones; nos acerca un poco
al sueño de saberse libre, de poder dedicarle glosas a su tierra
madre, a su madre-tierra, al amor del Todo, al refugio de los
sentimientos, a la necesidad de la armonía de la vida, de la
conciliación de los seres humanos con la vida y a la voluntad de
poder entendernos desde la buena conciencia.
El
libro está escrito desde el nudismo; ni una tela de servidumbre
cubre acaso las palabras, ni un miedo se esconde ni un suspiro ha
callado; aquí está todo dicho, sin ocultar la sonrisa, el dolor, la
pena o la rabia; su verdad es esta, la grandeza de ella la
encontraréis en las hojas que ya no son blancas ni ocres, que ya
tributan un prestigioso brindis a la literatura.
Alfonso
no se ha escapado de la tierra para subir a la nube, su nube es la
tierra, desde ella describe el contexto amador, desde ella pretende
hacerla mejor, con un poco más de concordia. Ese es el valor del
libro, como un verso que está adentro o que se cuela por las
rendijas del sentido de hombre; el sentido noble del hombre que el
poeta tiene, por el que trabaja a diario en las aulas, con esa
intención siempre magnífica de crear seres perfectos o al menos
mejores, para las sociedades futuras.
No
leerán rupturas ni descalabros ni trasnversalidad, es un poemario
limpio de ajetreos, quizá solo la rebeldía le presida; no leerán
páginas muertas, es un poemario vivo, atento a la tensión, a la
mirada, a la calle, al delirio, a los entusiasmos, un poemario cuya
sublimidad se encuentra abierta a la sumisión del lector o a la
razón del crítico para descubrir por dónde no se llega a la
traición, a la guerra, a la intolerancia y al conflicto. Su libro es
su paz pensada, su amor inventado en cada abrazo, su premonición de
tierra nueva. Cada poema es un manifiesto por la vida.
Gracias,
hermano Alfonso.
Ramón
Llanes. 6 abril 2017.
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