HUELVA
Esta ciudad, rica en palpitaciones, es umbral para sortear islotes y
meteoros; acoge, recibe, entretiene y colecciona a advenedizos como
entrega maternal que obligara el apego a la marisma. Es nuestra opción
primigenia, el valor calado que nos presenta diferentes a fenicios ante-
cesores, romanos, árabes y tartessos; ya somos ribereños de marismas
de Huelva, de tez sólida, mirada abierta (como la mar) y actitudes
ganadas a las convivencias. Es la Huelva nueva, ya brotada, ya esparci-
da en las colonias mismas de la hospitalidad para que quien se marche
salga llorando. Esa es motivación de orgullo; que Huelva, siga oliendo
a marisma, siga estableciendo pautas de diferenciación con quienes nos
conquistaron. Ahora vale.
Ramón Llanes.
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