Ponce de León Domínguez, Cristóbal
Huelva.
PUENTE DE CORRALES
Todos los días cruzo este puente
en dirección a Huelva o de regreso a casa,
y siempre lo hago a través de un paisaje distinto
porque está vivo y es endógeno como la luz
sobre los estuarios; todo depende del instante.
A veces es sólo el efecto cenital del sol
manchando la desembocadura del río con su pátina de lirios.
A veces la bruma ascendiendo lentamente
desde los esteros al calor de las primeras luces.
A veces son las mareas, yendo y viniendo
dentro de su círculo gravitatorio,
atracción y renuncia de dos latidos desproporcionados,
de dos corrientes antagónicas,
dulce y salobre, piel y huesos,
principio y fin de un incesto milenario.
A veces es el cielo con su eterno repertorio
de espacio y tiempo,
de ocasos, meridianos y crepúsculos;
como el agua del rio Heracleo
donde no es posible mirarse dos veces,
sin que algo dentro de ti permute.
A veces soy simplemente yo
el que renace en cada nueva mirada,
el que ensimismado en la crudeza de la luz
atrasa, apenas tres segundos, los relojes
De la Antología HUELVA ES VERSO.
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