CRÉEME
Créeme, yo también nací del orgullo con urdimbres distintas y ahora soy una mezcla de animal, de rosa, de piedra, de salitre y de mujer; me crecieron en alma abierta, soplé las velas de los cumpleaños con mis amigos sin preguntarnos la tendencia, el grado de libertad o el color del columpio del barrio; créeme que jugué a muñecas y a gigantes, a balón y a mariquitinas, a doblar la ropa y a deshacerla, y entretanto surgieron roces de amor por doquier hasta convertirme en el velludo humano que acudió a las citas de las vacunas sin insultar a los diablos ni a los dioses. El orgullo fue naciendo mientras me miraba las venas donde a veces notaba inclinaciones genéticas por la tormenta o por el cuerpo, por la piel o por la sonrisa, por un signo o por una simple palabra; de eso y de pobre sin pronósticos me fue sobando la vida. Si no aprendí a distinguir a los demás por sus condiciones éticas, sexuales u oníricas, no lo haré ahora porque no sabría hacerlo. Cuando llegué había un mundo con seres semejantes en la grandeza y en el hambre, y aquí me hallo, con mi grito, mi mesura, mi dolencia y mi tiempo. Créeme si te apetece.
Ramón Llanes.
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