COMO SI TAL COSA
Con la botijilla verde al hombro, el vino de la Virgen, las galanas, el sol oliendo a pueblo, la razón más profunda en la ansiedad, la conspiración amable con la liturgia, como si el tiempo se hubiera escondido en la Ermita de los Mártires y estuviera esperando el primer canto y la insinuada bulla, todo como una oración nueva; como si aún vivieran los de la quinta del 20 y los seises fueran ancianos hechos niños para la ocasión, como si el relente confiara en el día para producir las apasionadas calenturas por la cuesta abajo, como si todo tuviese una armonía endiosada de humanos y no hiciesen falta los calendarios o como si el paraíso se hubiera trasladado hace siglos al espacio tan amado de Sotiel y no quedara otra gloria más sana y beneficiosa que la devoción. Como bienaventurados escogidos para el privilegio de la Traída, la Procesión y la Llevada, como adeptos al esplendor de las campanillas, figurantes en el paso, protagonistas del trajín del abrazo, como si volvieran los mismos vencejos de antaño y como si no hubiera muerto Román y rezara enseñándonos acordes, susurrando su melodía al misterio de Coronada; como si no hubiera tenido recortes la vida.
Como si el todo solo fuera una boca gritando esperanzas, como un renglón seguido sin puntos ni márgenes, como la superación del miedo por la fortaleza de la identidad del linaje, como si nadie hubiera vuelto a respirar desde entonces hasta ahora y en una explosión de admiración se recondujeran los ritos de Calañas al mismo instante en que fueron ocultados y exista una respiración colectiva aguantada y orgullosa para inventar la plegaria infinita en honor a la historia.
Nada se ha perdido, mirad las cosas, acariciad las jaras, contemplad en las facciones de los niños los mismos gestos de los abuelos, recordad el rezo, tocad la guitarra, amaneced donde la luz tenga a bien poner su sombra, subid y bajad, estad atentos a las campanas y olvidad el tiempo, que en esta profusión de conductas amables la vida produce un genio único sin necesidad que los ciclos anuncien el amor a la Madre; sigan soñando las esquinas, pensando los hombres y galaneando grandeza las mujeres, como si tal cosa.
Ramón Llanes. (Coronada 2022)
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