Sentarse sin espasmo en la escalera, mirar que el mundo pase a cada hora sin pronunciarle ascos ni demoras, sin una reprimenda ni una queja, esperarlo sin más, a ver si llega curtido, guasón, con sueño; si implora perdón o si es un santurrón ahora y presume de su mentira entera, si es aún esquivo e indolente, arrogante, infiel y pura quimera o ha cambiado su orgullo de repente y viene a traer lo que de él se espera: que sea mundo humano; si nos miente no le perdonaremos sus maneras y haremos otro mundo expresamente donde sobre el amor para cualquiera hecho con las verdades de las gentes.
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