A qué olor, ahora, busco en la encimera nostálgica de la tierra si mis aromos se niegan a florecer porque se sabrán cortados sin remedio, a qué sensualidad, ahora, me agarro de colores si el amarillo se destiñe en la insolencia de quienes desaman, a qué manual de tacto entreno ahora las manos si a poco que llegue la máquina será solo leña el tiempo del paseo. A quién le pido que no desoiga la voz destemplada del alma de la mina.
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