Los miedos son guitarras desafinadas que duermen sus incertidumbres en las caldas amables del pensamiento, vienen durante la noche a merecer desparpajo, a sonar con ritmo sin ton ni son, poseen las palabras y fumigan de temblor los misterios ateos de la verdad y nunca desaparecen y jamás traen un guiño de sosiego. Los miedos se esconden en el descuento de las soledades.
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