Cinco.-
Al poco
habían tapado las pozancas
y las lievas,
con metal oxidado
acuñaron más distancia,
a modo de castigo
prohibieron las líneas curvas
y las norias,
sembraron cizaña
con templos izados a sus protectores
y pretendieron -sin saber-
reprobar a los inconfesos
con unidades éticas
impuestas
con pulso y látigo
ante la sorpresa imbécil
de raras
tramas enjutas e imprevistas,
ante la ignota barbarie
atavío de mocedad,
emblema con cargo inmune
al dios de sus agallas.
Sin consentirlo nos asediaron.
Ramón Llanes (De ASOMOS DEL MIEDO)
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