Han llegado los ilógicos vendiendo su miedo con paños de censura y palabras como flechas, quieren romper la paz que otros crearon, pregonan un mundo sin Ilustración, sin sentimentalismos, sin seres iguales; mienten para convencer a los pusilánimes y tienen ya un batallón azul de adeptos a sus cornucopias horteras, pero no alcanzarán las alturas porque no saben volar ni saben leer ni han estudiado a los clásicos; a pesar de sus difamaciones nunca vencerán las conciencias de los sabios porque carecen de la nostalgia del arte, no entienden cómo se describe un sueño ni cómo se inventa una utopía. Vienen con los ojos hechos pedazos de tanto romper las esperanzas pero a nosotros el arte -como siempre- nos salvará de sus leyes de regreso.
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