Algún día me expulsarán del paraíso sin ropa ni bondad como ya lo hicieran los vientos, me restregarán mi indignidad por los mocos y se reirán de mi en la floresta dándose palmadas de gozo con los charcos, serán el orgullo de la ética para abusadores, me embargarán mi hueco de cielo por mis torpezas terrenales y limpiarán de mi sudor las huellas de la cama, luego se rendirán por no poder olvidarme.
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