Está de moda la sombra, buscan un antídoto para el sofoco ¿para qué sirve?, -preguntan los niños- otros pregonan que es peor que el hambre. No se habla de otra cosa y la vida se traslada a un segundo plano y el tiempo grita y la atmósfera condiciona los espíritus. Los pájaros van a lo suyo, la libertad es cauta, los pueblos siguen con escasez de recursos, en las misas se rezan jaculatorias para salvarnos del calor y en los parlamentos se discute la temperatura del hemiciclo; todo parece perfecto, así es el mundo, continuamos perdiendo el don de la ubicuidad para poder gozar de calor y frío según convenga. Nunca dejará de ser lindo el agobio del verano.
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