DETRÁS DE LAS CORTINAS Siempre nos sorprende la emoción detrás de las cortinas, jugamos a desencontrarnos y perdemos la acera de sabernos buscados y aparecemos ocultos en la soledad. Quedamos tú y yo en el zaguán donde descorremos de pasión los besos y las caricias, donde nos amamos sin espejos, donde nos surge el deseo a borbotones. Tú, anegada y perfecta, yo,
recubierto del día, buscando pensamientos sobre ti, los dos, inquietos, en supuestos
sobresaltos, despiertos y holgados de amor. El humo anunciando el final de la compañía, la huella iluminada de tu boca, la faz de la morada, gritando de locura el tiempo que se escapa por los metales. Mañana pasaremos de largo, será un encuentro imposible, será de luz la mirada y de oscuridad la espera, todo el germen habrá sucumbido de dolor en la fugaz impaciencia, la almohada rota, la pasión escondida, la verdad dañada y las manos solícitas a miles de encuentros. ¡Se ahogó el devenir en tan poco espacio!. Los huesos parecían dañados de caricias, la luz no quiso entendernos. Lejos de la tarde cayeron las cortinas en llanto de niños queriendo devolver a los amantes las horas robadas, la noche se hizo a la mar y nosotros volvimos al suburbio silencioso de la partida. No había más noche, amor, solo quedaba pasión en el recuerdo. Ramón Llanes.
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