EL ALMA OCULTA DE HUELVA
Teníamos que hacerlo. Con el anterior libro de Huelva, la Ruta de las palabras se cubrió ochenta veces la provincia en sus identidades, verdades, nostalgias, historias y costumbres y nos pareció que todo quedaba dicho y hecho, que habíamos logrado juntar miles de emociones en unas páginas, que la satisfacción nos puso anillos de agrado; tuvimos la alegre sensación de creer que habíamos alcanzado una cima quizá más utópica que la soñada.
Con esta credencial tan garante del libro hemos recorrido muchos pueblos -aun quedan otros- donde la semblanza a destacar ha sido la complicidad compartida con los habitantes que estuvieron en las presentaciones, el ardor mostrado y el entusiasmo transmitido, todo un privilegio para los autores de cada uno de los pueblos por la acogida tan espléndida; no olvidaremos las sensaciones, las miradas, y las lágrimas de las personas que nos recibieron convencidas de la importancia del libro que llevábamos en las manos.
Pero no habíamos acabado la obra, existe otro alma oculta no descrita y casi olvidada que está en nuestras fibras. Teníamos que hacerlo, teníamos que tratar de la sentimentalidad y el corazón de ese otro mundo formado por lugares pequeños, núcleos que parecen desordenados, aldeas perdidas, entidades locales autónomas, poblaciones casi sin nombre, donde persiste la vida a pesar de las inclemencias y de los vacíos. A esos pueblos (que no son municipios) nos referimos en esta configuración etnográfica que ahora presentamos después de muchas búsquedas, de alientos y de una inquebrantable tenacidad.
Nuestro sueño se sustentaba en una idea precisa que era obligado desarrollar; nos referimos al derecho de cualquier ciudadano a ser tratado con notoriedad en su contexto porque es habitual en estos núcleos que pertenecen a un determinado municipio que sus rasgos, sus códigos de conducta, sus idiosincrasias y sus identidades difieran de aquellas propias del municipio que solo por razones geográficas, estructurales o políticas han de tener esa dependencia sistémica.
Teníamos que hacerlo y aquí está, este es el resultado pasional de más de cien sociedades ocultas traídas a la luz por su propia gente, por personas que han escrito sin ser profesionales, de los latidos y las adversidades de la tierra que aman, seres apegados a la franqueza, al dolor y al placer que produce pertenecer a lugares tan originales como estos donde pocos pueden decir que nacieron y muchos se pasan la vida presumiendo de ser nativos, con todo orgullo.
Ramón Llanes. Coordinador de la obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario