LA CULTURA SIGUE
Oímos voces obsoletas que hablan
de la inacción de la cultura, del desacierto de los métodos, de la frustración
de la puesta en escena; no saben, son ajenos al pálpito del arte, miran esferas
de atolón y están en los sitios materiales comprobando siempre el valor de la
copa y acaso la glotonería, el disfrute espontáneo de lo banal; no saben que un
pintor expone obra, que una Peña Flamenca celebra un certamen de fandangos, que
una mujer presenta un libro, que alguien canta en un foro natural los estilos
de “ida y vuelta”; no saben que en la más cercana cuna del más antiguo folclor se
vuelve a enseñar la danza como expresión ancestral de los pueblos, que en
Aracena se visten las alturas de libros para hacerle fiesta de bienvenida a los
escritores, que las salas están repletas de obras que alimentan el espíritu; no
lo saben, no irán, se perderán en la memez de algo insulso para luego acaso
gritar que no existe cultura. Y es verdad, no existe en sus íntimos proyectos, pocos
la demandan y menos la consumen pero la cultura -que tan gravosa es en algunas
instituciones- sigue camino adelante como sin importarle las desidias y se abre
paso en el Casino de Rociana, en los teatros, en las bibliotecas, en las librerías
y en los lugares donde esta se cultiva y tan cómoda se siente. La cultura sigue
a pesar del escaso interés de una inmensa parte de la tranquila sociedad que
presta más atención a otros menores menesteres. Sociedad anónima del descuido.
Ramón
Llanes. 6.4.2024
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