GUÍA DE VERDADES
Ya no son ciertos los días ni las noches, la avanzadilla del crepúsculo detrás de la tarde; no son ciertos los
nombres de las cosas, los colores del
campo, los sabores del pan. Nada es
del todo cierto, la verdad absoluta
se ahuyenta, se borra el acento a la
palabra, se quita sitio a la verdad como si el
modismo fuere el rechazo al corsé.
Entendemos todos del libre
pensamiento y se afina el oído al
llegarnos calificativos de intelectualidad,
grados de exquisitez empleados en la opinión para dominar el foro donde se inculca la arrogancia antes que la
propia conversación y va el error
con miles de apuntes y discursos. El ahora es un error; todo error, toda razón
contiene un debate, largo, muy acalorado, muy vehemente, excesivamente repetitivo.
Un debate para necios.
La guía de verdades está en lo que de natural nos queda. Aún así
dudamos y a la vez hacemos dudar a otros y les desprendemos de toda teoría
acertada y se evita opinar por el
temor y otros se acusan de opinar poco y otros se llevan el
tiempo de los demás opinando y dudando de las claridades.
Al tiempo que nos cabe asumir que somos los necios del orbe porque aceptamos todos los discursos, todas
las opciones y además porque nuestro libre intelecto
se permite ponerle otro color a la claridad; el
papel y el
aire aguantan de todo, sin una queja por
desgracia.
Ramón
Llanes
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