ANDANZAS
Subir y bajar, del valor a la memoria,
del teatro al placer, andanzas que se le piden al tiempo cuando aprieta la
complicidad y las cosas se ponen en el momento adecuado. Para andar con zapatos
de cartón, botos, alpargatas o pies desnudos. Fija la vista en este cuarto de
luna, allá los páramos ocres de la tierra que se arde por un cante, es múltiple
la ocasión para la estética. Han comenzado los cohetes a llamar por los
sembrados a las gentes que esperaban brincos de romería, han empezado las andanzas
del sol que no para de iluminar caminos que conducen a las solanas, donde
algunos intentan creer y otros se quitan el sombrero desde el caballo.
Se fija la mirada en el infinito de los
ojos de quien ama, sea agnóstico o mendigo, todas las veces que el pulso
aguante. Siempre está alguien esperando y alguien que busca; la andanza de la
memoria escrita en la frente de estos límites de olores que la primavera ha
puesto en la cintura del espacio para un suspiro, para un encuentro.
Ramón Llanes.
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