ADELFA
Siempre pinta la adelfa el barranco y le echa un esplendor humilde de rojo pasión, blanco pálido o rosa reverente, sin faltar, sin queja por la más o menos lluvia, sin un reproche a la charca ni una sumisión al paisaje; viene y se queda un rato efímero de largura mientras adorna extrañamente el verdor del campo y le hace más distinguido. Es de relieve la importancia de la adelfa para el sostenimiento ornamental de la tierra y a los humanos nos alimenta la lírica y nos lleva a otros extremos de belleza pero la adelfa posee la hoja más venenosa y los animales ni la comen ni la adoran ni la odian, se limitan a respetar su presencia en el humedal hasta entenderla, como una cómplice más del sistema.
Ramón Llanes.
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