RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 18 de junio de 2024

DOS ORILLAS

 

DOS ORILLAS

(Un relato inacabado)

 

 

Para escribir esta historia acudió Dora al lugar más preciado que tenía, adonde los sentimientos se estaban cuidando fusionados con emociones indelebles y se mantenía la seriedad de la grandeza con un mejor fragmento de vitalidad. Y se fue Dora a su abuelismo, a su cofre de oros nuevos que tanta frondosidad alcanzara en sus últimos tiempos, a su Lucía y Álvaro, sus nietos, para desde allí juntando letras, palabras, entusiasmos, ratos, risas, abrazos, llantos y mil misterios más formar un relato inacabado capaz de reflejar la parte más tierna de su universo.

Ya está, ellos ya lo saben, saben que son protagonistas de la verdad de su abuela; saben que nunca será más extensa y prolongada una caricia que la de su abuela Dora. Ella también lo sabe, conoce los resortes para apretarlos haciéndoles cómplices de sus latidos y tal como fragua su pasión con ellos en la opción real, en el patio, en la mesa, en el almuerzo, en la casa, de tal manera, como una continuación a su libro no escrito de sensaciones, ha empeñado su traje de madre, hermana y abuela para mancharlo con ellos en las aventuras cotidianas que las palabras le ofrecen para la expresión más noble de la ternura.

Empieza por darle a los nietos a conocer lo escrito y empiezan a suceder cosas, a ellos se les abren los mundos, a ella se le abre la sonrisa; luego se miran, se abrazan, beben con pausa para seguir la lectura; hace que su diario sea el diario de los niños suben alborotados los chiquillos que antes jugaban al lado del parterre saltando de dos en dos los escalones de pizarra que dan acceso al jardín…Ahí afuera sigue latiendo la vida -piensa-.

Recupera el recuerdo, acude a la memoria ensimismada en la melancolía y va haciendo sus castillos, enumerando sus sueños. Carmen -la escritora- es mujer de temple amable y no se da prisa por el acontecer próximo, sabe que vendrá a ocuparle todo el espacio, no se duerme, se afana en arreglar los cojines, airear la sala, iluminar la vida de los suyos; se susurra entre dientes y le vuelve a leer algunos párrafos de sus relatos; ya no tienen edad de nada de eso: una partida de algún juego de mesa, la tableta o alguna maquinita han dado el relevo a aquellos ratos de pura fantasía que ellos, seguramente, ya habrán olvidado.

 

Y la vida de afuera continúa su curso hasta que se propongan aceptar un consenso; así que el sábado que viene veremos Romeo y Julieta, por segunda vez. Y aparece Magda y otra pulsación a la historia. Y todo se convierte en un relato o en un cuento íntimo, solo vivido desde la emoción casera, como si fuera diseñado a la hora de la siesta.

Y transcurre la vida mientras escribo, apresuradamente a veces, otras sin prisa…lo más fascinante podría surgir en medio de esta cómoda placidez, a ratos nostálgica que existe en la rutina de lo cotidiano. Hoy, aquí, en este ahora, sin pretensión alguna de grandiosidad, garabateo mentalmente unos versos: se cuela/ un alegre trinar de pájaros/ por los postigos entreabiertos/ de mi ventana…amanece/me dicen que no estoy sola…/ a lomos del viento Olvido/ volarán las memorias…

 

Y Dora y Carmen y Álvaro y Lucía y Cristina y Andrea y los recuerdos, y la emoción de escribir y la sensibilidad de compartir y todo lo demás y todo lo demás del alma empiezan a fundirse en DOS ORILLAS, mientras, afuera, continúa latiendo la vida, inacabada.

 

            Ramón Llanes. 17.Junio 2024.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario