RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 2 de junio de 2024

CONSIDERACIONES PARA DESPUÉS DE LA DERROTA

 

CONSIDERACIONES PARA DESPUÉS DE LA DERROTA

 

 

         Cuando se nos haya consumido esta idiotez de tedio, malhumor y podredumbre, nos vendrá del interior un insano hedor a impotencia y una luctuosa sensación de no haber deseado vivir, que minará durante muchas de nuestras singladuras la valentía y los pulsos. Cuando seamos célibes de esta subversión canalla y maldecida se nos habrán podrido las esperanzas y habremos olvidado conjugar los verbos de futuro.

         La derrota ya está hecha, está forjada en mantos desiguales de dolor que sin darnos cuenta ha sometido al miedo fatuo todas nuestras gloriosas utopías por las que habíamos perdido tantos sueños; la derrota es un tumulto de miserias venidas a más y acumuladas en nuestro organismo como virus contagioso que apenas deja respirar lo sucinto y apenas impide atarearse en esperar lo que buenamente llegue. Y es preciso preparar una custodia de lo que nos falta por perder, evitar el desgaste total, no transmitir siquiera un desaliento frente a los invasores.

         Nosotros somos dinastía de afligidos pero poseemos el don ubicuo de estar en nuestras desolaciones con el nombre grabado en catarsis e inconformismo. Somos el mejor cuerpo de esta geometría, somos la democracia aprendida y los no gastados por el tiempo. El tren es nuestro, también la facultad de su uso; nos queda dignidad suficiente como para restaurar la evolución en sus comprometidos términos.

         Para después de la derrota consideraremos las metas y fortificaremos los muros que la parca nos agrietó; fustas de libros para el nuevo salvamento; uncias de versos, pliegos de emociones, canciones que hablen de nosotros, hombres que sean nuestros hombres no aquellos débiles que no supieron, no aquellos avaros que no quisieron, no aquellos intrépidos que se dejaron la metralla y se llevaron nuestra certidumbre. No más miserables en nuestras páginas, nosotros sabremos escribirnos el futuro.


Ramón Llanes.

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