RAMÓN LLANES
domingo, 30 de junio de 2024
OJOS
EL INSULTO DE SER POBRE
sábado, 29 de junio de 2024
COLUMPIARSE O VIVIR
viernes, 28 de junio de 2024
jueves, 27 de junio de 2024
JUNTOS
Juntos
Hemos abierto juntos los oasis, nos distinguimos
por copiar de quienes se aman cómo subir peldaños
y cómo atesorar premura en los bolsillos,
hemos cerrado juntos
las balsas humedecidas del olvido,
supimos juntos del arqueo
y de las soledades, fuimos hormigas del mismo harén
y mansedumbre frente a la hondonada,
nos quemamos juntos, nos parimos juntos en gemidos
y alientos, nos tenderemos juntos
cuando suene el último acordeón.
Ramón Llanes
miércoles, 26 de junio de 2024
SOMOS II
SOMOS (II)
Para lo bueno del saldo
y lo peor de la herida,
para lo alto y lo bajo,
para el redil que cobija,
para la lucha y el tajo,
para la misión de arriba,
para el beso y el regalo,
para jugar la partida,
para perder lo ganado,
para despejar la ira,
para vivir sin halagos,
para desterrar la huida,
para recordar de un trago
el amor que no se olvida,
para morirse despacio,
somos, tú y yo, la vida.
Ramón Llanes.
martes, 25 de junio de 2024
TE CUENTO DE CALAÑAS
LA CALOR
lunes, 24 de junio de 2024
ADELFA
ADELFA
Siempre pinta la adelfa el barranco y le echa un esplendor humilde de rojo pasión, blanco pálido o rosa reverente, sin faltar, sin queja por la más o menos lluvia, sin un reproche a la charca ni una sumisión al paisaje; viene y se queda un rato efímero de largura mientras adorna extrañamente el verdor del campo y le hace más distinguido. Es de relieve la importancia de la adelfa para el sostenimiento ornamental de la tierra y a los humanos nos alimenta la lírica y nos lleva a otros extremos de belleza pero la adelfa posee la hoja más venenosa y los animales ni la comen ni la adoran ni la odian, se limitan a respetar su presencia en el humedal hasta entenderla, como una cómplice más del sistema.
Ramón Llanes.
MÁS
sábado, 22 de junio de 2024
SOLDADO
jueves, 20 de junio de 2024
EXTRAÑEZAS
miércoles, 19 de junio de 2024
CIERTO OLOR A MARISMA
CIERTO OLOR A MARISMA
Eternamente marisma, piélagos,
humedales, lodazal y equilibristas del fango . Marisma en plena comunión con
eriales de estopa, angosta paz irritada a fuego y satisfecha por especies en
reproducción anunciadora, consuelo del sobresalto en cualquier pulmón que mira
a Huelva, allá por las “bacutas” despiertas y los ánades, y no más que las
funciones oficiales deshaciendo libertades. Marisma con encías de “odieles y
tintos” unidos en la misma respiración, cuando a propósito la mar les estorba y
les requiere.
Cierto olor a enjambre de olillas
desquebrajadas por la parsimonia del hedor que agota. La vida en la marisma
comprada cada día a precio de escondite, sufre miocardios de estrés y suele
moverse y revivir por no irse. Tiene poco espíritu el agua, no se afeita con
brochas de espuma, calla, presume una soledad de vaivenes a los ritmos
luctuosos de dictadoras mareas, tan lejanas. Fuerte olor a marisma agallando en
los témpanos agoreros de abundancia. Olor a brea suelta y a pócimas de sal,
olor a costumbre, a fresco, a citrato de niñez empuñado en los ojos rizados y
verdes del tiempo bruto tan sordo a la eslora, tan rácano al espacio.
Esta ciudad, rica en palpitaciones, es
umbral para sortear islotes y meteoros; acoge, recibe, entretiene y colecciona
a advenedizos como entrega maternal que obligara el apego a la marisma. Es
nuestra opción primigenia, el valor calado que nos presenta diferentes a
fenicios antecesores, romanos, árabes y tartessos; ya somos ribereños de
marismas de Huelva, de tez sólida, mirada abierta (como la mar) y actitudes
ganadas a las convivencias. Es la Huelva nueva, ya brotada, ya esparcida en las
colonias mismas de la hospitalidad para que quien se marche salga llorando. Esa
es motivación de orgullo; que Huelva, siga oliendo a marisma, siga
estableciendo pautas de diferenciación con quienes nos conquistaron. Ahora
vale.
.
martes, 18 de junio de 2024
DOS ORILLAS
DOS ORILLAS
(Un relato inacabado)
Para escribir esta
historia acudió Dora al lugar más preciado que tenía, adonde los sentimientos
se estaban cuidando fusionados con emociones indelebles y se mantenía la
seriedad de la grandeza con un mejor fragmento de vitalidad. Y se fue Dora a su
abuelismo, a su cofre de oros nuevos que tanta frondosidad alcanzara en sus
últimos tiempos, a su Lucía y Álvaro, sus nietos, para desde allí juntando
letras, palabras, entusiasmos, ratos, risas, abrazos, llantos y mil misterios
más formar un relato inacabado capaz de reflejar la parte más tierna de su
universo.
Ya está, ellos ya lo
saben, saben que son protagonistas de la verdad de su abuela; saben que nunca
será más extensa y prolongada una caricia que la de su abuela Dora. Ella
también lo sabe, conoce los resortes para apretarlos haciéndoles cómplices de
sus latidos y tal como fragua su pasión con ellos en la opción real, en el
patio, en la mesa, en el almuerzo, en la casa, de tal manera, como una
continuación a su libro no escrito de sensaciones, ha empeñado su traje de
madre, hermana y abuela para mancharlo con ellos en las aventuras cotidianas
que las palabras le ofrecen para la expresión más noble de la ternura.
Empieza por darle a los
nietos a conocer lo escrito y empiezan a suceder cosas, a ellos se les abren
los mundos, a ella se le abre la sonrisa; luego se miran, se abrazan, beben con
pausa para seguir la lectura; hace que su diario sea el diario de los niños suben
alborotados los chiquillos que antes jugaban al lado del parterre saltando de
dos en dos los escalones de pizarra que dan acceso al jardín…Ahí afuera sigue
latiendo la vida -piensa-.
Recupera el recuerdo,
acude a la memoria ensimismada en la melancolía y va haciendo sus castillos,
enumerando sus sueños. Carmen -la escritora- es mujer de temple amable y no se
da prisa por el acontecer próximo, sabe que vendrá a ocuparle todo el espacio,
no se duerme, se afana en arreglar los cojines, airear la sala, iluminar la
vida de los suyos; se susurra entre dientes y le vuelve a leer algunos párrafos
de sus relatos; ya no tienen edad de nada de eso: una partida de algún juego
de mesa, la tableta o alguna maquinita han dado el relevo a aquellos ratos de
pura fantasía que ellos, seguramente, ya habrán olvidado.
Y la vida de afuera
continúa su curso hasta que se propongan aceptar un consenso; así que el sábado
que viene veremos Romeo y Julieta, por segunda vez. Y aparece Magda y
otra pulsación a la historia. Y todo se convierte en un relato o en un cuento
íntimo, solo vivido desde la emoción casera, como si fuera diseñado a la hora
de la siesta.
Y transcurre la vida
mientras escribo, apresuradamente a veces, otras sin prisa…lo más fascinante
podría surgir en medio de esta cómoda placidez, a ratos nostálgica que existe
en la rutina de lo cotidiano. Hoy, aquí, en este ahora, sin pretensión alguna de
grandiosidad, garabateo mentalmente unos versos: se cuela/ un alegre trinar de
pájaros/ por los postigos entreabiertos/ de mi ventana…amanece/me dicen que no
estoy sola…/ a lomos del viento Olvido/ volarán las memorias…
Y Dora y Carmen y
Álvaro y Lucía y Cristina y Andrea y los recuerdos, y la emoción de escribir y
la sensibilidad de compartir y todo lo demás y todo lo demás del alma empiezan
a fundirse en DOS ORILLAS, mientras, afuera, continúa latiendo la vida,
inacabada.
Ramón
Llanes. 17.Junio 2024.
UNA QUERELLA
UNA QUERELLA
lunes, 17 de junio de 2024
QUÉ SABE NADIE
QUÉ SABE NADIE
Secuencias del panorama cotidiano
prescriben un rumbo anodino a las pasiones y las dolencias se hacen símbolos
que enajenan. Humanos dicharacheros buscando la noción de un vivir con
distintivo verde -por añadirle un color a tan golosa osadía-, los teoremas se
rompen en yerbas conversas; nadie espera lo esperado, se ha puesto de negro el
horizonte como una sartén sin “avíos” y el estómago empieza a tener su reloj
avisando de consecuencias nefastas para el toreo de cada minuto con la cornada
expectante para ser hincada al menor descuido. Y nadie se pregunta cómo dorar
la píldora a la forma de vivir y nadie pregunta cosas más allá del precio del
pan y se ha convertido la avenida en un suburbio insalubre, hediendo a culpa y
a petición de ayudas.
No es el mundo pequeño lo que era ni
las cosas tienen el tamaño real de anteayer ni es miércoles para un gustazo
antiguo. No es el mundo lo que era porque se nota en las enaguas el olor a
melancolía y trance, el estado de derecho es una emoción a perseguir en forma
de imposible, la razón no es importante. No saben qué comemos ni conocen las
letrinas de nuestras soledades. Desconocen la necesidad del esfuerzo, no
tiemblan, no mueren indecisos, no cambian.
Es el zulo oculto que nos tenían preparado para restregarlo por los
ojos y apretarnos más los dientes con el dogal del miedo. Qué saben de abrazos,
de risas, de reuniones, de amigos, de proyectos; qué saben de entendernos, de
acercarse, de tenernos en cuenta y de tutelarnos. Parece que se nos ha caído la
sombra perpetua en las narices y nos corresponde una parte de luz cada mil
años. Nosotros en el agujero, para encendernos cerillas y calentarnos la
ilusión unos a otros en espera de un plazo mayor o de una multa menor. Otros
haciendo cábalas para recoger una media manzana, un bocado de esperanza o una
lombriz perdida que alimente la caridad antes del poco sueño pendiente. Y el
tiempo arrinconando los pesares para que nunca sean olvido; un témpano de
catarsis se anuncia en los gestos de la tristeza y nadie acude y nadie atiende
y no se otea el final de esta tragedia.
Ramón Llanes
CUALQUIER DÍA
CUALQUIER DÍA
El mismo viernes pasado por
ejemplo allá en las puras estribaciones andevaleñas, por aquellos pedruscos
milenarios que nos dan ganas de comer, recorrí mecánicamente senda para llegar
hasta ese lugar donde la Puebla ofrece manjar, apetito y agrado; hice acopio de
caldereta, revoltillos y atún con tomate que Manolo Charra preparara con
maestría, excelencia y pasión y volví a la mina con toda la riqueza culinaria
debajo del brazo para ser degustada en casa contemplando el paisaje del cabezo
de la Peña, simbología de estos pagos. Lo destacable fue todo: el saludo de los
amigos en el bar, la conversación con Cristóbal y más la emoción de Manolo que
me extendió su mano con la sonrisa abierta hasta su infinito y me pareció recibir
de él un mundo sobrenatural para nuestro más ambicioso paladar. Y puso de
postre su afán, su ternura y su palabra indicándome que la cocina le aportaba
temple y entusiasmo y yo añadí que al mismo tiempo ponía su nota de exquisitez
al universo gastronómico de su tierra y saciaba el ansia comedido de expresivos
degustadores de tan excelsos manjares, como Mari, Miguela, Luis y yo. Le dí mil
gracias y salí contento y sonriente.
Ramón
Llanes. 18.6.2024.
domingo, 16 de junio de 2024
CADA DÍA
CADA DÍA.
Cada día tiene un
amanecer y un ocaso, una luz y una sombra, un sobresalto y una alegría, un
perdón y un agravio, una paz y un conflicto.
Cada día es nuevo y
antiguo, es cálido y fresco, es fuerte y débil, es ostentoso y humilde, es mujer
y hombre.
Cada día salimos a la
puerta para definir el camino, nos adentramos con dignidad hasta llegar a la
meta marcada, somos un cuerpo que busca el confort y un alma que aligera los
sentimientos. Percibimos, cada día, cómo se mueve el aire sin consultarnos,
cómo se agranda la mar sin anunciarlo, cómo viene la lluvia sin presentirlo.
Percibimos el malestar, la miseria y el desastre, percibimos la bondad y el
amor. Nos hemos acostumbrado al olvido de quien nos olvida y al amor de quien
nos ama.
Cuando se acabe la
jornada y el ocaso apunte el cierre en nuestros ojos habremos sentido mil
sensaciones imposibles de describir pero aún sin tiempo para pensarlas, algún
cansancio nos empujará a compartir un sueño para recuperar los amaneceres
siguientes y poder encontrarnos de nuevo con la luz, la sombra, la paz, los
silencios y la nostalgia. Este tiempo de ahora tiene la sutileza del estío, que
para unos es semblanza y para otros pesadumbre; para nosotros, los equiparados
a la sencillez, este egregio tiempo se convierte en bolsa de voluntad con
abrazos de colores, y endulza la razón.
Algo así es la vida.
Ramón Llanes
APUNTES DEL ESTÍO (Foto de RAJIM)
APUNTES DEL ESTÍO
Se acerca la luz con rabia y aleja las sombras de la tahona, prende
tiempo en las cales, amedrenta los ocasos tan largos y se comporta de ocupa
invulnerable. Es la ficción de la luz, para que el pulso de los vivos se
acelere cuando la barrunte. Inercia o destino que gubia y sembrados aceptan,
como barranco y abejas asimilan. Presume el estío de bisturí para quejas, echa
luz y empacha rebeldías; domina el espacio solo con la claridad y aligera la calma.
Por el estío se trizan los espejos, se calientan ilusiones o se olvidan
horizontes. Todo en uno, dejando caer la tristeza para la niebla, abrochando el
botón de la nostalgia. Todo en uno hasta preguntarnos qué hará fulano con el sol
que le toque; a dónde mengana avistará
el amanecer más próximo; en qué remojo de playa dejará zutano sus
embelesos; si tendrá Eva su tiempo abierto para tardes de odios al fútbol y
remitirá la fuerza cuando se anime a comerse los versos; de qué estío tendrá la
pluma poética el recuerdo en alza; a dónde irán ellos que no encuentren
misoginia o hipocresía; si será tiempo propicio para que el galeno nos revise
pensamientos con su buen modo y alguien se deleite con sueños de postín. Todo
en un estío que se nos desnubla y nos adhiere a lo afable, a lo de Pepa o Juana,
a lo de Lucía, a lo de casa; a todo lo uno que inventamos para desaparecer o
estar.
COSAS DE LA CALLE
sábado, 15 de junio de 2024
MI MADRE Y NOSOTROS
viernes, 14 de junio de 2024
UN ASUNTO DE SU INTERÉS
UN ASUNTO DE SU INTERÉS
Estaba en lo cierto, la película le involucró perfectamente en la trama hasta entender de buena manera que el ladrón fuera condenado por robar un caballo y le ahorcaran en un árbol alto sin una pizca de justicia donde pudiera explicar su error o su osadía; justificó el conflicto entre dos clanes por venganzas, no se puso a pensar en la importancia del odio en aquel argumento e incluso se sintió bien oyendo la banda sonora de las pistolas como música ambiental del guión; estaba en lo cierto de haberse propuesto evadirse del mundo por un rato y de haberlo conseguido.
Al finalizar la proyección se vino a su vida de hombre pacífico e intentó pasar la página con normalidad, en su sillón de siempre, con sus rituales de familia y su esperada sopa caliente; sonó el teléfono, “es de la comisaría -le comentó su mujer- te llaman por un asunto de tu interés”; antes de tomar el auricular se creyó culpable del robo del caballo y condenado a la horca sin ser juzgado y, sin atender la llamada, perdió el apetito y se llenó de remordimiento.
Ramón Llanes.
PERSONAS
PERSONAS
Bien temprano escribe mi amigo Domingo sobre la vida, ha recorrido refranes, calles, anécdotas y fiestas, ha ido de aquí para allá sin moverse del mismo paisaje entregando una sutil e inquebrantable fidelidad a la tierra y a los mensajes que ella ofrece. Hoy se levanta y, como siempre, inyecta concordia a la paz que ya lleva, comienza a hablar de personas y de sus honores con un renglón claro de agradecimiento a quienes él considera que hicieron un mundo mejor. Y esto se convierte de pronto en un homenaje, quizá en el único homenaje que tal persona tuviera en toda su historia por hacer apasionadamente bien las cosas. A los dos se me ocurre traer a mi ventana cotidiana, al hombre distinguido que nos alisó la senda y a mi amigo Domingo que ha tenido la certeza de arrancarlo un instante del olvido. Así es más agradable vivir.
Ramón Llanes
miércoles, 12 de junio de 2024
METACRACIA
METACRACIA
martes, 11 de junio de 2024
DONDE HABITA EL OLVIDO
DONDE HABITA EL OLVIDO
Se
ha hecho la olvidanza humana aliada de un tiempo devastador y prepotente, acá
por estas tierras con solanas rojas y paredes auríferas, hasta enterrarlas en
la conmiseración de la desidia y la dejadez, hasta decrecerla de orden, -mas
nunca de belleza-, hasta volverla aprensiva o inútil y hasta caerla a la
ingravidez de lo inservible.
Así,
todas las tierras nuestras, aquellas de minas que dieran crema de esplendor y
progreso, aquella tierra de gloriosa magnitud y riqueza, aquella misma, aparece
ahora desnutrida y herida por el tremendo aguijón del olvido. Las estaciones de
los ferrocarriles aparentan más que una soledad de inoperancia; los talleres
son vagos recuerdos de un pasado imposible de adivinar a través de los
residuos; las locomotoras apenas unas pocas se han salvado del descuido; las
cortas están ahogadas por el agua grao que el tiempo ha ido llenando; todo el
paisaje enseña un hálito de desolación incomprensible que hace caer al alma un
polvo de dolor que nadie cura.
Pero
aquí, -donde habita el olvido-, las piedras tienen nombres, las paredes tienen
su historia, los raíles rotos su gloria tienen, las minas inundadas llevan su
vida dentro. El recuerdo es más pretencioso y más solvente que el olvido y
quienes se nublaran de nostalgia y quienes perdieran por allí todos los
sudores, andan avezados a los barruntos que transmiten las entrañas y ni se
pierden un olor, una voz, un suspiro o
acaso un miedo pequeño que desde abajo anuncie tiempo de impulsos. En
eso andan los viejos sabios de los sitios de minas, a pesar de todo.
Ramón Llanes.
lunes, 10 de junio de 2024
ESA SOMBRA
ESA SOMBRA
“Esa sombra me suena” fue su
saludo amable y me extendió el abrazo, hicimos parada para refrendarnos el
afecto, intercambiamos las palabras necesarias, nos miramos y nos reímos a la
vez, apenas dos minutos o tal vez un repaso a la vida, luego, sin olvidarnos,
continuamos con la misión marcada de cada cual
pero un rato largo recordé su manera tan lírica de saludarme; no solo me
percibió el cuerpo sino también la sombra e intuí que se refería amistosamente
al alma. Y tanto me gustó que me produjo este inspirado sentimiento que aquí
descargo con idéntica profusión de cariño.
EL ERROR DE LAS GUERRAS
EL ERROR DE LAS GUERRAS
Cada vez que huele a fusil
asoma la muerte por la última rendija de la vida,
es su vicio maldito, su colofón pensado
con entretenimientos y mentiras;
los hombres no huelen,
han perdido el olfato de la paz,
sucumbieron a la seducción de los credos,
ahora son líderes de algo miserable,
son inventores de las guerras
que fueron hechas para matar a la humanidad
del saldo que desprenden las sonrisas.
Las bestias que incitan al castigo
se persignan antes de ordenar al verdugo,
son hombres de plomo
desorientados del afecto,
son hombres que adoran venganzas
y evolucionan con ojos desiguales,
con manos tatuadas de asco.
Nadie sabe, nadie aprendió a detectar maldades,
nadie impide que las guerras sean
promocionadas, nadie sabe cuidar
el grito famélico que dejan los niños
en las crisálidas noches de la presunta vida.
Nadie ha reparado en el dolor.
Ramón Llanes.