DÍAS SIN IRA
-Maestro, el panorama es perversamente sutil, vemos pasar la primavera como si fuera de otros, los pájaros en sus amores y nosotros escondidos en los picos de la almohada soñando con lo posible y con la quimera; nos sobra tiempo para dedicarlo a la verdad y hemos respondido con entereza y alto grado de sensatez; queríamos que no hubiera ira pero llegaron los opinadores a echarles más virus al virus y nos infectaron las moradas con insulsas demagogias y trajeron a nuestra nada hedor y desasosiego. Dijeron cosas sin saber qué decían, hablaban para escucharse, difundieron -más que veraz información- pánico y terror; estamos recluidos, vivimos aislados de esperanzas y agredidos por nuestras propias gentes que en la calle presentan un comportamiento leal y delante de una cámara o micrófono sacan la rabia y la estulticia.
-Maestro, te iré contando pero aquí el problema es más el acoso psicológico de políticos con sus manifestaciones displicentes y agresivas dando a entender que se interesan más por la caída de quien manda que por la evitación de las muertes y los medios que han organizado una dictadura para someternos a la esclavitud de sus noticias y hacernos suyos en cuotas de audiencia utilizando armas de información convulsiva creadora de un coloso miedo impropio en un estado de derecho, vulnerando principios constitucionales. No deberían ser días de ira.
Ramón Llanes.
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