MUJERES.
Se manifiestan los tópicos de la mujer, más ahora que recién se
celebrara algo parecido a su onomástica, en manera singular y con signos
alarmantes. Alguien dirá que no existe celebración internacional del día del
hombre. Otro alguien advierte que se magnifica el papel de la mujer y que no es
la mujer lo más importante en esta comedia. Mas alguien apunta a los típicos
halagos de belleza que empíricamente corresponden a la mujer, se deshace en los
elogios románticos y barrocos presentando su candidatura a defensor de sus
derechos; a la belleza, se refiere, sin traspasar la mínima frontera que le
comprometa. Lo femenino está de moda, dicen las encuestas. Vende lo femenino,
léase mitades de gobiernos, mitades de miembros parlamentarios, mitades de dirigentes
políticos etc, etc.
Es época de que por ellas se reivindique y de que por ellos se admita,
por comodidad, la reivindicación. Pasará como en los guateques que siempre
ligaban las menos guapas porque las más guapas se dedicaban a impresionar. Es
lectura que también puede tener parangón en esta faceta en donde alguien se
despreocupa, léase ellos, y alguien se desvive por alcanzar algo no alcanzado
(léase ellas).
Mimoseamos los tópicos con muchas posibilidades de encerrarnos en cajas
de cartón con agujeros para respirar sin caer en la cuenta que el cartón es
fácil de romper. Y digo, que la excusa no pedida manifiesta la acusación, al
entender que también así se trata de desequilibrar el rol de cada uno de los
géneros. Es todo más sencillo, darnos cuenta que somos seres con mayúsculas
para derechos y compromisos, sin mirar color, sexo, condición social o afectos.
Ramón Llanes
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