DISTINGUIR
Mis gustos si están escritos,
algunas cosas me apetecen más que otras, un mengano cualquiera me gusta más que
un cualquier zutano, un paisaje me llena más que otro. Con esta edad mía a las
espaldas sé distinguir a los malvados, a los mentirosos, a los miserables, a los
caciques y a la mayor parte de la especie humana que se pasea por delante de
mis ojos y que incluso las circunstancias de la vida han conseguido que formen
parte de la sociedad donde yo habito y me habita a pesar de mi reproche, mi
enfado y mi rebeldía; en mis laderas también habitan malvados, los distingo,
los rechazo, me producen malestar y sin embargo nada puedo hacer por apartarlos
del cargo que ocupan, del carnet que enseñan o de la bandera que izan.
He pensado mucho en ello y
especialmente hoy se me ha puesto a gritar mi cobertura más humana y me ha
empujado a sentirme lastimado por obligarme la sociedad a compartir pantalla
con personas que repugnan a este universo decente. Y me pasmo cuando caigo en
la cuenta que estos malignos son ídolos de muchos y halagan sus ferocidades y
aplauden sus felonías como si fueran dioses que vinieran a salvarnos de una
entelequia abstracta sin datación empírica. Invito a quienes tienen dudas sobre
estas distinciones a que observen por ejemplo un telediario, un periódico o
cualquier red de información actual para saber que los malvados de esta
referencia causan ruidos hasta la saciedad, admiten el terror como método de
poder y se consideran amparados por votos para formular oposición al progreso
que la propia sociedad necesita. Yo ya le puse nombre a mis malvados favoritos,
ahora hágalo usted si le apetece.
Ramón
Llanes. 23.3.24
No hay comentarios:
Publicar un comentario