RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 17 de marzo de 2024

NOSOTROS

 NOSOTROS

 

 

         Nosotros desconocemos la indiferencia, llegamos tarde el día de su reparto en las alcobas apaciguadas de los castigos y pertenecemos ahora a la especie inacabada de la pasión que se extingue a golpe de inercias; somos la carne roja deseada que tanta emoción produjera en las riveras de los amores, que tanta indolencia destruyera en los momentos que se convertían en flácidos por la ineptitud del espasmo.

         No hemos alcanzado la sabiduría porque estuvimos manchados siempre de locura y adictos a lo insólito, porque pusimos flores en las miras de los fusiles y nos coloreamos la cara cuando se anunciaron las batallas. Navegábamos al revés, romanticismo arriba, rebeldía abajo, con el canto en la voz, sembrando sonrisas en las almohadas y dando manos de cal blanca a los muros quejumbrosos de la inseguridad y los desatinos del sistema. Hemos olvidado el interés medio de una pérdida, desconocemos el valor de la moneda y no hemos desistido de navegar en la entrega sin contraprestación a cambio.

         Ellos hablan otro idioma, nos marcan las pautas, exigen el rédito del favor, no entienden de condonar deudas, llevan un cuaderno de morosos y condenan a los incumplidores de los retrasos, saben mucho de números y muy poco de letras, nunca han escrito una carta de amor ni han cantado al aire unos versos de Lorca.

         Ellos y nosotros caminamos curiosamente juntos -ellos con zapatos de piel, nosotros con alpargatas-, en este mundo de competición. Ellos pusieron las reglas y nunca nos escogieron para un tajo merecido. A nosotros nos sigue extrañando la vida, a ellos les seguimos extrañando nosotros. O ellos o nosotros sobramos en la fila pero son más, saben trucos y poseen el don de la indiferencia que les endurece el poco sentimiento, mientras nosotros atendemos aquellos que nos parecen principios de ética y continuamos aferrados pasionalmente a lo humano hasta debilitar en el trajín constantemente nuestro sentimiento. Y somos nada en la fiereza y, por ahora, perdemos el saldo del reconocimiento que es a la postre el que menos nos importa. Mundo.

 

 

 

         Ramón Llanes

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