APENAS EMPEZAR.
Llevamos
poco tiempo estrenado este año, apenas estamos aún en las felicitaciones y los
buenos deseos, en las rebajas (que cada vez lo parecen menos y que no deberían
existir y tener siempre las cosas el precio adecuado), en estos fríos que nos
conservan cuando dicen que el calor destruye, en los acontecimientos de la
liga, en las comidillas televisivas de cada día, estamos en ello, apenas
empezar y ya vuelven a aparecer los locos de turno que se llevan el día
pensando en la muerte, en la muerte de otros, nunca en la suya propia. Ya, en
esta cortedad de año, varios locos han propinado severas muertes a compañeras
de convivencia, quizá como pago ridículo al amor.
Nos
preguntamos, por qué hay locos con estos instintos, por qué hay tantos, por qué
asestan la crueldad a la mujer, por qué. Algo no funciona, muchas cosas no
funcionan, las mentes no están bien hechas. Son, entonces, enfermedades de este
siglo, ese impedimento por parte del poderoso macho a que la hembra, siempre
más débil y sumisa, comience a asumir y desarrollar papeles importantes en el
círculo donde ellos galleaban con bravura. El hombre no parece el hombre,
parece el enemigo, con estas modas de matar que de un tiempo a esta parte se
nos ha venido encima.
La sociedad
investigadora tiene que buscar las causas y las soluciones. Creímos que los niveles de intolerancia de
antaño quedaron enterrados en el olvido de todas las memorias. Y cómo se hacen
estos individuos, de dónde salen, de qué colegios, de qué centros de trabajo,
dónde los hombres agresivos, dónde están, qué hacen. Pues no pertenecen a otro
espacio, somos nosotros mismos cuando alguna vez nos ponemos careta de guadaña.
Rllanes
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