DE
NUEVO, LA PAZ
En
cierta medida vivimos en un mundo convulso. El desarrollo de los
niveles de pobreza, inestabilidad e infelicidad, son claros signos
del desequilibrio existente entre el mundo del bienestar y el del
malestar. La balanza, para una mayoría, se inclina actualmente al
segundo concepto. Existe ese desencanto general que se nota en las
gentes, nadie es atrevido u osado consumiendo en exceso, nadie se
pasa un poco en el disfrute.
Ante
este obvio y difícil panorama, después de tiempo largo padeciendo
estas incomodidades, agradecemos un halo de vida nueva que nos
devuelva el son de nuestra paz. Pero con referencia a la paz de aquí,
del Prado de Osma, de las calles nuestras, de nuestros ambientes; esa
paz construida en ancestros que tiene vigencia cada Pascua y que a
nadie se le ocurre alterar, modificar o perturbar. Y al acabar la
Pasión de Jesús, está acondicionada nuestra existencia a ese golpe
de aire fresco que nos ofrece el honor de celebrar juntos -casi todos
los habitantes- nuestra fiesta a la Patrona Virgen de Piedras Albas,
donde se nos ofrecen dosis altas de convivencia y paz, ya llueva o
ventee, que eso ni importa.
El
escenario sencillo y precioso de Osma, la ermita, la Cabeza del Buey;
los elementos equinos ataviados a la mejor moda, los trajes puestos
en las lindezas corporales, las guitarras que cantan y lloriquean,
según el momento, los hombres en el mundo de lo placentero; esa es
la paz de aquí, de manera tan cercana y sencilla como un rezo a la
Madre o como un abrazo a un amigo.
Qué
más paz que vernos, juntarnos, cantar, comprendernos, bebernos y
comernos. Qué más paz que convertir El Prado de Osma en atmósfera
de concordias, risas, cantes y solidaridad. Esta paz tiene cualidad
de orden y calidad artesana, hecha a base de mucho hacerla, de mucho
quererla hacer y de mucho desearla. Pero ya está en plenitud,
solemne y propicia, para más amarla.
En
tiempos como los que nos sacuden el sentido, esta paz de aquí, tan
codiciada, de este Osma castillejero-almendrero, es un privilegio
armónico de difícil definición, mejor vivirlo.
Ramón
Llanes 2013.
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