CATORCE
DE FEBRERO
Toda
la dulzura,
la
parte más sólida de la dulzura,
los
ojos que me abres para descifrar nuestra mitología
de
amarnos. Tu palabra cotidiana y tierna
en
los abrazos, tu plenitud de cómplice
de
enseres íntimos entre las dolencias
de
las pocas heridas que nos naufragan
y
tu permisiva sensualidad
cuando
son los besos causas
y
cuando son las causas besos.
Esa
toda tú, dulce para mis venas largas,
para
los desarropos del temporal
y
para los insomnios.
Tú,
prendida a la luz que me hace
rey
y me refleja un universo de alegorías
puras
de amor.
Tú,
por la piel, rozándote, cayéndote,
descalzándote,
viniendo, conspirando
contra
el interior de mis sentidos.
Tú,
mi placa solar, mi solarium,
mi
alambique. Mi palmera, tú,
mi
sombra del estío,
mi
paraguas eterno
para
mi eternizada vida contigo,
mi
amor, te digo, te soy, me sostienes,
te
preciso. Tú, amor, quien me empolva,
quien
me engalana. Tú, amor,
mi
cine y mi butaca,
mi
consecuencia y mi capacidad,
mi
amor en todas las palabras.
Ramón
Llanes. 14.2.14
Publicado en huelvabuenasnoticias
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