MARÍA
GÓMEZ
Establecer
con María una complicidad sobre asuntos líricos conlleva verse con
ella frente a frente en la poesía del compromiso porque ella no
escribe ni habla ni lee de libertad, es en plenitud un símbolo de
libertad; su tenacidad por la garantía de su ética le convierte en
un ser animado y anhelante. Se muestra como una guerrillera contra lo
obsceno de la injusticia y no le gusta concurrir a sitios donde
brillen las ausencias de sus principios de vida y de paz. Estar con
María es envolverse en la ideología de la dignidad sin remilgos ni
zarandajas y lo dice y lo transmite como si estuviera tratando con el
mismísimo dueño de las utopías.
A
bien que su sueño es un don más de su claridad identificativa, que
su dolor está escrito en sus rasgos, que su mar es su teatro y su
danza, que no posee conjuros ni credos aparte de la entrega a sus
principios sanados por el traslado del tiempo de una a otra de sus
venas sin afectarle ese agujero infinito donde esconde el alma. Y le
delata su poesía fresca, actual y viva; le delatan sus amores a las
planicies extensas de sus islas de recreo y desahogos.
Como
canto sutil a la solidaridad me estuvo sembrando poemas en la radio
hasta que las horas se quedaron sin segundos y pintó el aire el
último latido de sus emblemas, exentos de banderas pero inmersos en
su bienestar humano que se desarrolla en la razón de su alegato a la
palabra para dejar claro qué dicen sus pensamientos y a quién desea
que les duelan.
Ramón
Llanes. 6.2.2014. programa SOLO PALABRAS
de solohuelvaradio.
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