DE PAR EN PAR, ABRIL
Dejó el tiempo
cántaras de agua para abril, el sonido viejo de una lluvia creciendo
en los cristales, el rubio de la tarde en descenso, todo abril en
hechizo, rompedor y efímero. Se irá, dejando el color bermejo en la
nostalgia, dejando líquidos, alianzas, los árboles sembrando las
sombras; se irá, lo han dicho los siglos, se irá con senos de
hembra teniendo el nidal en más compromiso que promesa. Las voces
que erizan el adelanto en los besos se eligen para vivificar el
sentido de estar plenamente en abril con espuertas de margaritas,
lirios silvestres y correntías en las comisuras de las tardes, que
caen sin darse cuenta de que se van.
Por aquí, que
siempre es animación de encuentros, se oyen todos los sonidos, se
aprietan los panes, se emocionan las miradas; por aquí, que siempre
parece primavera, necesitamos nacer de cada sueño para descender de
los ojos hasta los cielos bajos de la madre adorada tierra,
entrañable y amena. Y abril nos embruja, nos alienta para todo el
año, hace de empuje con nosotros que vivimos sin moldes y pegados a
la espontaneidad de los placeres.
Gentes de abril, de
par en par nosotros, como el saber tenerlo, como pasearlo con
propinas de calma, nosotros agachados o deambulando, en esa doble
nacionalidad romántica de un libro y un beso, que para eso abril
abriga corazón y razones.
Ramón Llanes.
23-4-07.
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