A
REGIDOR
Con
motivo de su despedida del Social Uno.
Amigo
Regidor, habrás observado que se te ha marchado el tiempo entre
autos y ejecuciones como si la vida fuera solo un camino de labor y
tareas. Y aquello que hace mucho te pareciera infinito, acaba hoy. El
apremio llega a su fin, el ejecutante es el propio tiempo y tú haces
de ejecutado por hoy. Esta ejecución, lo advierto, no tiene recurso;
y para tu conocimiento advierto también que te devolvemos al lugar
de donde partiste hace un montón de años.
Su
señoría firma esta ejecutoria quizá con más placer que si para mí
fuera. Porque es su placer, es nuestro placer, que la hora que te
concede el tiempo sea hora de júbilo, de bienestar, de familia y de
dedicación general a quienes más amas y más te aman. Pero este
manojo de funcionarios, profesionales, secretarias y jueces que has
conocido en esta larga existencia, conservarán de tí las
delicadezas, las sonrisas, el buen trato y la cordialidad ofrecida y
se olvidarán de aquellos momentos que fueron aciagos, que han sido
muchos menos.
Regi,
aquel día que te enfadaste conmigo sirvió para consolidar más
nuestra buena relación y para mejor respetarnos. Desde entonces
cambiamos nuestra armonía, nos hemos tratado con más afecto y se
esfumaron los posibles fantasmas de los malos entendidos. Tú has
sido hombre bueno, de buenas entrañas y amable. Te recordaremos.
Tus
compañeros, que te han tratado más de cerca, también se quedarán
con buen sabor de boca, no lo dudes. Jueces y secretarios y
secretarias que han pasado por tu vida, nunca te apremiarán el
júbilo con desencanto, le pondrán un interés completo accesorio
para colaborar en tu futuro estado de confort.
Y
hoy, que es tu día último en esto de autos, recursos, ejecuciones,
mandamientos y otras veleidades de un juzgado de provincia, hoy te
conviertes por tal razón en protagonista de tu vida y también de la
nuestra. Estás aquí solo para que te dejemos miel y meloja en
halagos. Y yo, sin erigirme en portavoz providencial del personal que
te agasaja, pongo tu nombre con mayúsculas en la mesa que hoy
desocupas; y te refiero como hombre de bien y de honor que se
sustanció el deber con su mayor empeño. Y, amigo Regi, permíteme
que te transmita nuestro agradecido afecto.
Ramón
Llanes. 4 febrero de 2013.
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