DESPUÉS
Todo ha
pasado o todo parece haber pasado. El domingo puso fin a la
incertidumbre de unos y a la alegría de otros, al quebranto o a la
felicidad. Lo mejor que tiene este pasaje es el sentido de adaptación
que adquieren los personajes invitados a la historia, que acaban
conformándose con el resultado del partido, siempre, haya sido
ganado, empatado o perdido. La óptica de los protagonistas es
siempre la victoria, no la conseguida, sí la deseada. Convierten el
deseo de lo que hubieran querido que pasara en el resultado y así
jamás se desinfla la ilusión.
Si
participar ya fue intenso imaginemos cómo será de gratificante
representar con dignidad a quienes hicieron de la elección un deber
irrenunciable.
Y ahora,
que todo parece sombreado por el paso de este trozo de tiempo, ahora
se jalonan proyectos que justifiquen la dedicación, la elección y
el salario. Luego notaremos la eficacia. Y todo, enardecido de
pasión, compondrá la mejor manera de hacer y la mejor de recibir.
Porque somos, al fin y al cabo, género humano, sensitivo, emocional
y exigente.
RAMÓN LLANES
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