DIAS
DE MUERTE
Nunca
anotamos que somos materia propensa al deterioro o la destrucción,
nunca lo anotamos y se nos va la vida entre lloros y desconsuelos que
de cada día se espera más y nos dormimos con menos. Menos un amigo,
menos un familiar, menos un conocido, y así tachamos el
ciclo con cierta desesperación; habíamos olvidado otra vez que
somos materia. Pero también somos espíritu, sentimiento, voluntad,
emoción, esperanza y nos confirmamos seres adscritos más al
espíritu que a la carne, y nos vale, pero echamos tanto de menos la
presencia física que jamás nos acostumbraremos.
Estos
son días de muerte, todos los días traen ojos de muerte, unas veces
se nos acerca, otras se nos separa y otras pasa de largo. En la
incertidumbre de no poder fijar las fechas nos decimos y
comprometemos a vivir al máximo, a consolidar el disfrute como si
esto fuera equipaje de salida, como si nos compensara la memoria.
Solo a quienes nos quedamos, por ahora, nos dejan completos los
sueños de quienes se van; les recordamos con benevolencia, con
relevancia.
Suscribo
un comentario oído en radio (SER) “la muerte no respeta la
excelencia” porque en momentos de despedidas todos acabamos siendo
espíritu de excelencia y remarcamos acaso más la pérdida, con
razón, como ahora.
Rllanes
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